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Bobby Sanabria

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and Latinjazzclub.

Baterista, percusionista, compositor, arreglista y director de orquesta.

www.bobbysanabria.com

CD más reciente: Afro Cuban Dream - Live and in Clave

Nacido y criado en el neoyorquino South Bronx, Sanabria recibió su licenciatura en Música Aplicada (1979) del Berklee College of Music de Boston, siendo el primer estudiante puertorriqueño en ingresar a dicha institución. El grado universitario requiere ser eficiente en música clásica y jazz. Sanabria recibió además el Faculty Association Award por su trabajo como instrumentista. Ha trabajado con los mejores músicos: Mongo Santamaría, Tito Puente, Dizzy Gillespie, Charles McPhearson, Larry Harlow, Louis "Perico" Ortiz y el legendario Mario Bauzá, entre otros. Ha participado en numerosas sesiones de grabación para comerciales y bandas sonoras, incluyendo The Mambo Kings y Hombres
Armados
.
En 1981, Sanabria recibió una beca como intérprete de jazz del National Endownment for the Arts. Su grupo Ascensión ha sido distinguido por la crítica por sus aportes multiculturales en el desarrollo de la cultura latina. Su disco NYC Aché (1993) fue nominado a un premio NAIRD. Su reciente disco, Afro-Cuban Dream... Live & In Clave!!! (2000) es una grabación con su big band realizada en el prestigioso club Birdland de Nueva York; el álbum fue nominado a un Grammy.
Sanabria trabaja actualmente como profesor en la New School y la Manhattan School of Music.

Háblanos un poco de tu infancia. ¿Dónde naciste? ¿Dónde te criaron?  
Bueno, aquí voy... Mi nombre completo es Robert Dennis Michael Sanabria. Mi padre me contó que me bautizó con esos nombres en homenaje a dos de sus personajes favoritos: Robert Kennedy y Dennis the Menace. No estoy bromeando. Michael es mi nombre de confirmación.

Tengo una hermana, Joanne, que vive en Chicago y es menor que yo por dos años. Nací el 2 de junio de 1957 en el Hospital St. Francis (Ft. Apache, South Bronx, Nueva York). Para aquellos que se entretienen con estas menudencias, les diré que Nicky Marrerro también nació en ese hospital (que ya no existe, por cierto). Soy, lo que se dice, un S.O.B (Son of the Bronx: Hijo del Bronx).

Mi padre se llama José Sanabria, puertorriqueño de Guánica (del barrio Ensenada) e hijo de una familia de 15 hermanos (nueve hembras y seis varones). Mi madre, Juanita Ortiz, viene de Yabucoa (del barrio Jacanás de Puerto Rico) y pertenece a una familia de 13 hermanos (ocho hembras y cinco varones); fue la única de su familia que decidió trasladarse a Nueva York para buscar una mejor vida. Mi padre y sus hermanos aprendieron a jugar golf cuando eran jóvenes porque, muy cerca de una central azucarera en Guánica había un campo golf que pertenecía a unos propietarios norteamericanos. Ellos trabajaban como "caddy" (ayudantes) para los miembros del club. Como estos pueblos (Guánica y Yabucoa) estuvieron ligados históricamente a las centrales azucareras, heredé de mis padres el espíritu del machete.
Ellos se conocieron en una fiesta en el Bronx. Mi madre trabajaba de costurera y participó en las primeras huelgas obreras para conseguir mejores beneficios para las trabajadoras puertorriqueñas de Fashion Ave., quienes recibían salarios de esclavas. Mi padre llegó a Nueva York sin saber ni una palabra de inglés, pero lo aprendió con un condiscípulo italiano en la Bronx Vocational High School. Aprendió a operar máquinas y trabajó en una compañía de Long Island que fabricaba piezas y equipos militares durante la Guerra de Vietnam. Después de muchos años, abandonó el trabajo y comenzó otro con el Servicio Postal de Estados Unidos. Mi madre eventualmente aprendió inglés y comenzó a trabajar como asistente en escuelas públicas de la ciudad. Debido al duro trabajo y a su enorme corazón, con el tiempo se hizo maestra de niños con problemas de retardo mental; yo solía ayudarla con sus tareas. Mi padre es un apasionado de la historia y la música. Ambos están retirados ahora. La razón por la que cuento todo esto es porque me siento muy orgulloso de ellos y de su inquebrantable espíritu de lucha. El Bronx de los años 60 y 70 no era un buen lugar.

Mi niñez fue una verdadera dicotomía. Los años 60 fue un período muy rico en términos sociales, culturales y, desde luego, musicales. Recuerdo que el jazz y la música latina estaban en todas partes. Por ejemplo, en la televisión podías ver a Cándido en el Show de Ed Sullivan, o escuchar jazz en los muñequitos de la televisión y los programas de variedad y de drama. Recuerdo que me quedaba despierto hasta muy tarde en la noche para ver a Ed Shaughnessy tocando batería en el Tonight Show de Johnny Carson; luego cambiaba de canal para ver a Bobby Rosengarden en el Show de Dick Cavett.
Una hora antes, ponía el Show de David Frost para ver Grady Tate tocando la batería. Un dato curioso era que todos podían leer música. Buddy Rich, Gene Krupa y Louis Bellson eran los bateristas más famosos de ese tiempo y se les invitaba muchas veces a estos programas; podías verlos, además, tocando increíbles solos de batería. ¿Cómo era posible no enamorarse de esa música y del instrumento? Dick Cavett siempre tuvo también en su programa a muchos artistas de vanguardia: Frank Zappa, La Lupe, James Brown y otros músicos; es una lista extensa.
En ese tiempo la radio de Nueva York era increíblemente progresista. Frankie Crocker era el director de programación de WBLS y fue el creador del concepto The Total Black Experience In Sound (La experiencia de la música negra)). O sea, dentro de un típico segmento radial podías escuchar a ¡Mandrill, Earth Wind & Fire, Santana, Buddy Rich y El Gran Combo! Frankie era un apasionado del jazz y aunque trabajaba para una estación que ponía rhythm and blues, conocía el poder de la comunidad latina y sabía además que el común denominador era el elemento africano. No le importaba, por ejemplo, si Grand Funk Railroad o Edgar Winter eran blancos, sino que tuviesen soul.
En esa época también escuchaba a Symphony Syd, Joe Gaines, Dick "Ricardo" Sugar. En términos de música de jazz, escuchaba a Les Davis, de WRVR. Después de eso, ponía WNEW, la estación de rock progresivo; aquí trabajaba el locutor Jonathon Schwartz, otro tipo al que le encantaba el jazz y que solía poner a Alice Cooper, seguida de Blood Sweat and Tears. El decía cosas como: "Y ahora con ustedes ¡el Count Basie de la música latina, Tito Puente!". Alison Steele también trabajaba en WNEW y solía poner cosas como The Mahavishnu Orchestra, King Crimson, Focus, Genesis y rock progresivo.
Felipe Luciano tenía un programa dominical en WRVR, una estación de Nueva York conocida como Latin Roots, donde ponía clásicos de Arsenio Rodríguez, del Sexteto La Playa, de Tito Rodríguez y otros. Sin embargo, también tocaba cosas más contemporáneas: Eddie Palmieri, Larry Harlow, Típica 73 y otros. La diferencia es que Luciano consideraba la música como un gran arte y solía entrevistar a músicos o invitar a coleccionistas o historiadores como René López, Max Salazar y Henry Medina, entre otros, para hablar sobre el desarrollo histórico de la música. Oír sus programas era como ir a la escuela todos los domingos.

Kako (el timbalero de los Alegre All-Stars) vivía en el vecindario donde crecí (The Melrose Projects); y también Cándido, no el famoso conguero cubano sino el timbalero de la orquesta de Ricardo Ray y Bobby Cruz. Mi primo John Collado me presentó a uno de sus amigos, Howard King, que vivía en el vecindario y trabajaba como baterista (con 18 años) para el saxofonista Gary Bartz. A ellos los vi actuar en el Festival de Jazz de Montreux (1970-1971) cuando pasaron el programa por el Canal 13 de la Televisión Pública de Nueva York. En ese mismo programa a vi a Mongo tocando con Armando Peraza. Otro acontecimiento fue ver a Tito Puente, Machito y Ricardo Ray cuando tocaron en un concierto en mi vecindario; yo tenía 12 años y eso me transformó. Mi padre me llevó el día de mi cumpleaños a ver un concierto-reunión de Tito Puente y La Lupe en el Madison Square Garden. Recuerdo que abrieron el show la Típica 73 y Azteca (un grupo de la costa oeste de Estados Unidos), con Lenny White en la batería. El lugar estaba lleno y, como Tito Rodríguez acababa de morir, Felipe Luciano pidió a todos que encendieran un mechero para, con las luces apagadas, rendirle tributo al maestro. Por la noche en el vecindario podías escuchar guaguancó saliendo de los apartamentos.

Mi otra pasión eran los deportes: béisbol y atletismo, aunque sobresalí en football y b-ball. De ahí saqué mi agilildad física. Yo quería ser astronauta, astrónomo, corredor de autos o segunda base de los Yankees (eran los años de Horace Clark, de manera que había grandes posibilidades). Pero la única profesión que combinaba todas estas cosas era la música. Bueno, no digo más.

¿La otra parte de la dicotomía? Las drogas, las pandillas, los grafitis. En esos años, la heroína era la droga del momento en South Bronx. Durante ese tiempo, se completó el Cross Bronx Expressway y lo más visible era la corrupción política (Mario Biaggi, Stanley Simon), un alcance débil de carácter, el desempleo, viviendas paupérrimas y una educación pobre.
Todo esto convirtió el South Bronx en un modelo de la decadencia social. Creo que lo único que mantuvo en alto su imagen era la explosión musical que se generó en esos años con los discos de la Fania. En 1974, 40,000 personas (en su mayor parte puertorriqueños) demostraron lo importante que era la música para los latinos cuando se presentaron en un concierto de la Fania All-Stars en el Yankee Stadium. Esa fue la verdadera explosión latina, no lo que se habla ahora en la prensa, que es una mierda. La diferencia es que ahora hay tantos latinos que es difícil que nos pasen por alto. En fin.
Afortunadamente, nunca consumí drogas y la música lo era todo para mí cuando llegué a la secundaria.
¿Cuándo te enamoraste por primera vez de la música latina? O, ¿cuándo decidiste seguir la música latina? ¿Recuerdas qué agrupación o artista te inspiró a seguir los géneros latinos?  
Me enamoré de esta música cuando oí las primeras grabaciones de Cal Tjader con Willie Bobo y Mongo Santamaría; y luego las primeras versiones (años 50) de Para los rumberos, de Tito Puente. Me atrajo la virtuosidad de la percusión y lo rico de la música. Cuando era muy joven, fui a la boda de una tía mía en el Bronx y la mesa a la que estábamos sentados estaba cerca de la banda, que esa noche tocó una descarga. Eso me impresionó muchísimo. Para mí fue una transformación. También me marcó un concierto de Tito Puente, Machito y Ricardo Ray en mi vecindario. La primera grabación que escuché cuando era muy niño fue Recuerdos de Navidad, del Trío Vegabajeño, un grupo de Puerto Rico.
Cuando tenía cuatro o cinco años, solía escuchar ese disco una y otra vez porque me gustaba el hermoso requinto de la guitarra y la percusión del bongó. Eso volvía loca a mi madre.

Luego me metí en la música de los Beatles para volver nuevamente a la música latina a través de Santana y los artistas que ya he mencionado. ¿Qué escuché después del Trío Vegabajeño? I'm in With The In Crowd, de Dobie Gray y Reach Out, I'll Be There, de The Four Tops. Todo esto se debió a que mi padre tenía el gusto musical más ecléctico que he conocido. Mi padre tenía de todo: desde música jíbara, tango y rhythm and blues hasta Cortijo, Puente, Basie y música brasileña. De él también heredé el gusto por la historia. Fue mi padre el que me inculcó un alto sentido estético.
¿Qué pieza o piezas de música han tenido mayor impacto en ti y por qué?  
Es una pregunta difícil porque requiere de muchas respuestas. Podría decir que me impactaron algunos pasajes de Atmospheres (Ligetti), la banda sonora de la película 2001, a Space Odyssey. Mi padre me llevó a verla cuando salió por primera vez. Debido a que estaba en el formato de Panavisión, la exhibían en una sola sala de cine de Nueva York; creo que fue en 1966, o tal vez 67 o 68, no estoy seguro. Atmospheres es una pieza de música para voces y posiblemente una de las obras más tenebrosas y hermosas de todos los tiempos. Cuando la escuché viendo las imágenes de la película (los astronautas que descubrían el monolito en la luna), me di cuenta del sagrado poder del sonido y el arte.

¿Qué artista, según tu criterio, debería el público tomar más en cuenta?

 
En mi opinión, son tres: Marco Rizo Ayala, Ricardo Pons y Jorge Sylvester.
Marco fue discípulo de Ernesto Lecuona y estudió composición con Igor Stravinsky. Sin embargo, nunca se le tomó en serio porque su música tendía hacia el jazz light, amén de que nunca fue una figura pública. Sin embargo, sus conceptos armónicos fueron el producto de avanzadas técnicas de composición. Yo estudié sus obras para orquestas. Marco era la única persona en este país que conocía la historia del piano clásico cubano. Me siento orgulloso de haber dirigido sus últimas piezas para orquesta, Suite de Las Américas, en Filadelfia, dos años después de su muerte. Marco entró a la fama debido a que tocó el piano y era el autor del tema musical del programa I Love Lucy. También fue responsable de que me iniciara en la pedagogía, pero esta es otra historia. Marco había nacido en Santiago de Cuba y, en mi opinión, no había persona más humilde que él. No tenía pretensiones de ningún tipo, ni en su espíritu ni en su carácter. Les recomiendo que escuchen su disco Habaneras, donde hace un recorrido por la historia del piano clásico en Cuba.

Ricardo Pons es probablemente el jazzista más importante que ha dado Puerto Rico. Lo digo con todo el respeto que merecen los fanáticos de David Sánchez o William Cepeda. Puede que esto les asombre, pero no estoy bromeando. Pienso que si Ricardo tuviese la oportunidad, lo probaría, como ya me lo ha probado a mí. Hace mucho tiempo que Ricardo estuvo en la vanguardia de las fusiones de los ritmos afroboricuas y el jazz. No sólo eso: hizo de esa fusión algo apreciable para el bailador. Es un gran arreglista y compositor que todavía se asombra de que los puertorriqueños no lo consideren un músico de altura. ¿Celos? ¿Envidia? Creo que la respuesta sería indiferencia. Desafortunadamente, hay mucha "hipocresía y falsedad" en este negocio, sobre todo entre músicos a los cuales se les hace difícil reconocer el talento de los demás. Por eso me siento más que contento de hablar y de reconocer su talento.

Además de tocar jazz, Ricardo toca flauta clásica y cubana, que para mí son dos aspectos maravillosos de su musicalidad. Ricardo entró como reemplazo a última hora en la grabación del disco Live & In Clave; ensayó sólo una vez, pero en todo lo que tocó no hubo el menor de los errores. Tocó además un solo espectacular de saxo barítono en Manteca, que no es su instrumento sino el saxo alto. Ricardo se fue de Nueva York para trabajar como profesor universitario en Puerto Rico. Conoce la bomba y la plena como la palma de su mano y también es un fantástico barrilero. Es sacerdote de Obatalá en Ifá, y para mí, un tipo tremendo, y además de ser un gran padre. Puerto Rico es afortunado de tenerlo allá. Para los interesados, escuchen su disco Viento De Agua: de Puerto Rico al mundo.

Jorge Sylvester viene de Panamá y sus principales instrumentos son el saxo alto y el soprano. Es otro de esos músicos que la gente desconoce. Jorge es una combinación de Eric Dolphy, Ornette Coleman, Charlie Parker, Sonny Rollins, Joe Henderson y Dave Leibman. Tiene su propio estilo y no hace concesiones con nadie; y ello se debe a que prefiere tener su propia identidad. En términos de composición, Jorge es un universo aparte. La gente (y a veces los músicos) no entienden lo que hace porque su música tiene tantos subtextos que, para apreciarla, se debe ir más allá de aspectos técnicos. Pero, como hay muchas personas vagas (incluyendo a muchos músicos), nadie presta atención porque se huye con facilidad de los retos en la vida, incluyendo la música. Jorge tiene dos discos como líder, Music Collage y In The Ear Of The Beholder. Un consejo: escuchen esa música con toda la tranquilidad del mundo.
¿Compones música ?  
Sí.
¿Qué haces para inspirarte?  
Pongo a mis artistas o compositores favoritos en el stereo, salgo a manejar y me lo tomo con mucha tranquilidad.
¿Cuáles son tus prioridades cuando subes a un escenario?  
Cuando trabajo como acompañante, procuro que todos mis equipos de sonido estén funcionando a la perfección para darle lo mejor a la música del grupo. Obviamente, eso significa respetar la visión del artista o del grupo. Si los músicos se sienten seguros de su trabajo, por lo regular aceptan mis sugerencias (o la de cualquier otro músico), porque saben que mi prioridad es la música. Si se trata de músicos incompetentes o pocos serios con lo que hacen, entonces prefiero no lidiar con ese tipo de personas porque, a estas alturas de mi carrera, no me interesa.
Cuando trabajo como director de mis grupos, aplico la misma filosofía. La diferencia, claro, es que tengo mayores responsabilidades. O sea, procuro que el grupo toque a su mejor capacidad, determino qué vamos a tocar y trato de que cada uno muestre su mejor talento. También me aseguro de inspirar a los músicos y al público para llevar la obra al próximo nivel. Es decir, al nivel espiritual. Por eso soy muy "mañoso" a la hora de seleccionar con quién voy a tocar. No basta con tener capacidad técnica, el músico que me acompañe tiene que entender y respetar mi visión.
¿Cómo te ves dentro de la tradición?  
Soy un participante, un educador y espero ser un innovador.
¿Qué tipo de música escuchas cuando estás descansando?"  

Yo no escucho música cuando estoy descansando.

¿Podrías ofrecer una imagen de tu lugar favorito en el mundo?  

Una tarde de descanso junto a un lago en Lugano, Suiza.

¿Qué cambios o hitos en tu vida relacionas con la música que tocas?  
Llevar alegría a la gente y recibir muchísima energía positiva.
¿Cuándo sientes que la música llega a su punto más alto o más perfecto? ¿Cuáles son los factores para que eso suceda? ¿Cómo te sientes?  
Es una pregunta a la vez fácil y compleja. Podría extenderme, pero creo que es sencillo de explicar. Hay una comunión espiritual entre los músicos y el público, alimentada por una energía increíble que llega a los músicos. No me sucede todos los días, pero ocurre cada vez más porque trabajo con músicos competentes y respetuosos del trabajo individual. Eso permite tener muchas opciones a nivel de las improvisaciones.
¿Con qué disco te quedarías si tu obra fuera a desaparecer?  
Con el disco Afro-Cuban Dream... Live & In Clave!!!: por la totalidad del concepto, desde las composiciones hasta los arreglos y las interpretaciones.
¿Con cuál de los discos de otros músicos te hubieras gustado quedarte si los discos fueran a desaparecer?  
Otra pregunta difícil porque requiere de muchas respuestas, pero puedo responder a vuelo de pájaro: Caravanserai, de Carlos Santana.

Nombra una banda con tus músicos y arreglistas favoritos. O una banda favorita de cada género: charanga, conjunto, big band.

 

Eso es fácil de responder: los músicos de mi cuarteto, de mi big band o del grupo Ascensión.

¿Con cuál banda o músicos del pasado te hubiera gustado tocar, y por qué?

 
Otra pregunta fácil de responder.
Cal Tjader: ¿Qué otra banda podía ofrecerme la oportunidad de tocar excelente straight ahead jazz como baterista o buen jazz afrocubano como timbalero de una manera auténtica?
Frank Zappa: Era la combinación de humor sarcástico, sentido del absurdo, complejidad, teatralidad e improvisación con una actitud rockera es un sueño hecho realidad.
Machito y Tito Rodríguez: Disciplina combinada con elegancia y sofisticación. Con ellos era posible tocar solos y hacerlo además para personas que saben bailar.
Típica 73: Me hubiera gustado mucho prestar mis conocimiento de percusión cubana a una banda como esta en sus días de esplendor.
Count Basie: Era la banda favorita de Buddy Rich.
Don Ellis: El supremo futurista. Su música estaba a años luz de todos en términos de composición, con su uso de métricas raras. Además, entendía la música afrocubana y de la India Oriental.
Charle Mingus: Otro futurista, hablando desde la perspectiva de la cultura afronorteamericana.

¿Consideras que la crítica es importante? ¿O preferirías ver tu obra reseñada en revistas dedicadas a la farándula? ¿Eres susceptible a la crítica?

 
Los críticos salen sobrando en la música pop: después de todo, la mayor parte de esta música es superficial. En géneros como el jazz, la música clásica, la música latina, etc., los críticos son MUY importantes, ya que el mercado es muy pequeño y en ocasiones la decisión de los consumidores depende de lo que pueda escribir el crítico. Presumo que cuando se habla de prensa de farándula, nos referimos a un amigo o a una persona contratada por la discográfica para que escriba una reseña favorable. Eso se ve en la música pop, donde la industria tiene un holgado presupuesto. En el jazz, los críticos son seguidores y amantes de la música. Eso no significa que no haya excepciones, son las menos. Tampoco significa que los escritores tengan conocimientos de géneros específicos como el jazz brasileño o afrocubano; he visto muchísimos artículos que me parecen incompetentes.

Sin embargo, en defensa de los críticos, puedo decir que muchos sufren las presiones del medio: la falta de tiempo para escuchar los discos. Algunos sólo oyen las primeras canciones debido a que les esperan veinte disco y más que deben reseñar para tres revistas distintas. En cuanto a las reseñas negativas, creo que afectan a todo el mundo. En el mundo del jazz la tarea es difícil porque uno quiere tomarse riesgos y muestra crecimiento artístico. Pero, claro, eso va en contra de la noción que tienen las discográficas. No se engañen, el que les diga lo contrario es un comemierda y no sabe ni dónde está parado. Las malas reseñas afectan aunque tengas oportunidades para grabar o las ventas sean buenas. Eso sí, he notado que hay personas --digamos en el cine, los deportes, el teatro, la música-- que les afecta menos porque tienen cierta inmunidad debido a su status. Pero, créanme, si Tiger Woods perdiera tres torneos seguidos, la prensa haría una fiesta. El desafío es ser consistente con la obra y no aceptar menos.

¿Crees en la música como arte? ¿O crees que se trata de una mercancía?

 
Es arte y un producto. Cuando uno termina de grabar, uno quiere que el público escuche. O sea, no creo que la música deba ser materia de exhibición para los museos. Si la música es buena, debe llegar a la gente. En este país se puede vender cualquier tipo de música, aunque eso, desafortunadamente, incluye la música mediocre.
El gran arte no es sólo para un pequeño grupo de privilegiados o gente pseudo intelectual que toma té, mientras comenta lo ignorante que es el resto del mundo. El arte debe ser conocido por todos para que pueda "... desempolvar el diario vivir", como decía Art Blakey sobre el jazz.

¿Seguirías siendo músico aunque signifique morirse de hambre?

 
Si la pregunta es literal, diría que no. Mi hijo me necesita. De lo contrario, diría que he pasado hambre muchas veces, pero la música siempre me ha dado permitido vivir porque puedo decir con mucho orgullo que conozco mi oficio. Si me muero de hambre es porque entonces soy un músico malo.
Si tuvieras que seleccionar un fragmento de tu obra que mejor te represente, ¿cuál sería?  
Quisiera conocer la persona a la que se le ocurrió esta pregunta. O.K., aquí voy: la intervención percusiva que hago en Nuyorican Son, en ese segundo acorde de John Stubblefield y que desemboca en el puente que presenta la entrada de los trombones.
¿Qué comida se relaciona con la música que te gusta?  
Una jugosa "chuleta", seguida de una buena copa de champagne.
¿Crees en los extraterrestres?  
Ñamnu rictus veractu!
Un consejo para los músicos  
Toma tu oficio con seriedad, aunque tampoco se trata de tomarse las cosas demasiado en serio. El respeto se obtiene cuando conoces el oficio y honras a los que estuvieron antes que tú. Tuve la buena suerte, muy temprano en mi vida, de conocer esta enseñanza de parte del historiador René López, quien decía: "No se trata solamente de recordar a los que estuvieron antes que tú, también se debe honrarlos". Desafortunadamente muchos de los músicos que he conocido --de mi generación o más jóvenes-- son pedantes. Aclaro que no todos son así, pero hay una gran mayoría. Por el contrario, hay músicos veteranos que son más respetuosos y que se preocupan por saber cómo le va a los demás a nivel personal y profesional.

¿Qué nombre le pondrías al cerdo y al gallo de Hermeto?

 
Tom y Jerry González :)

Un consejo para los oyentes (o los bailadores)

 
A los oyentes: lean las notas que acompañan los discos y saquen tiempo (en completo silencio) para escuchar la música.
A los bailadores: es esencial aprender a salir del "2". O otra, aprendan samba y rumba.

Nos vemos en la escena.
Aché,

Nota:
Las entrevistas publicadas en esta seción son el resultado de una idea de Luis Moreno –fundador y moderador del Latin Jazz Discussion Group (asociado a Yahoo! Groups), un foro abierto formado por más de 300 personas relacionadas con esta música– desarollada por Allan Johnston, bajista y co-líder del grupo Jazz Tumbao.
Las preguntas fueron sugeridas por los participantes de la la lista y seleccionadas por Allan. Los entrevistados son artistas que participan en la lista.
Las traducciones al castellano fueron hechas para el foro por el prestigioso crítico musical Eliseo Cardona.
Las versiones en inglés se pueden leer en Latinjazz Network y en Latinjazzclub

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