Cyrius Martinez
Le troubadour

Pablo Larraguibel
Leopoldo Tablante

Otros especiales

 

Cyrius Martínez vive en París, sin embargo en los últimos seis años ha compartido su vida entre la capital francesa y Cuba. De su primer viaje a la isla, a mediados de la década pasada, y después de dos años de estudio y compenetración con la ciudad y músicos de Santiago, grabó su primer disco, La Banda (Rue Blue, 1997), un original álbum en el que toma a la Trova como base para poner sobre ella su propuesta. Ésta incluye una carga melancólica que saca de la música cubana su componente más "blues". Cantada en francés y acompañado en algunos casos de acordeón, logra un original resultado que deja radicalmente a un lado los tópicos.
Después de esa primera aproximación a la música cubana Cyrius Martinez produjo, junto con Emmanuelle Honorin, el álbum La Casa de la Trova (Detour, 1998), donde quedaron registradas, entre muchas otras, las voces de las hermanas Fáez, a quienes también les coproduce, dos años después, el CD La Trova de las Fáez (Detour, 2000) y el primer disco grabado por La Banda Municipal de Santiago de Cuba (Buda Records, 1998), después de más de 100 años de existencia.
En 2000, acaba de editar su segundo disco en solitario, Le sang des roses (Sony 2000), un CD que, grabado en La Habana, representa un salto de ese primer disco, realizado personalmente, a uno donde participan más de cuarenta músicos, y tiene como ingeniero de sonido a Bruce Swedien que trabaja habitualmente con Quincy Jones.
De lo familiar a lo profesional, Cyrius logra pasar, con sus canciones, boleros y guarachas en francés, por un disco y por el otro, con la cabeza en alto, como si esa mezcla fuese de lo más natural.
 
  Un rumbón, de París hasta La Habana  
Siempre escuché mucha música tradicional del mundo. Nací en Argelia pero, a pesar de que mis abuelos son españoles, me costó un poco la historia con España y con la latinidad

¿Cuándo te encontraste con la música cubana?

Antes del disco La Banda yo no conocía Cuba. Obviamente sí su música, pero nunca había estado allá. La Banda es producto de mi primer viaje a Cuba y el encuentro con la música tradicional, básicamente la Trova. Eso me dio el ánimo: La memoria, las letras, la historia de los trovadores, la de María Teresa Vera. Poco a poco encontré Santiago de Cuba y me quedé ahí dos años. Esa fue la onda de ese primer viaje.
Al llegar no tenía un proyecto muy seguro. Quería hacer algo pero no tenía mucha información. Paulatinamente fui aprendiendo a escuchar y a recoger la canción de los trovadores. Me sentí enamorado de esa música.
En esos dos años empecé a componer. Ya tenía algunas canciones que había llevado escritas pero cambiaron mucho con mi estadía en Santiago, con la relación con los músicos que conocí ahí, por lo que el disco se hizo con la memoria de ahí y de acá.
Así, hay incorporadas cosas de la música clásica. Muchos coros salieron de ahí. Con el coro Orfeón quise hacer una cosa con la guajira. Es decir, lo que quería hacer era música tradicional pero con la reminiscencia de cosas que yo traía.
El caso de Veinte años, que aparece en el disco La Banda, cumple con esa condición. La canté con la Banda Municipal de Santiago. Fue algo muy bueno, porque fue hecho con calma, como todo el disco.

Siempre escuché mucha música tradicional del mundo. Nací en Argelia pero, a pesar de que mis abuelos son españoles, me costó un poco la historia con España y con la latinidad. Sin embargo, en mi primer viaje a Cuba me sentí como en un renacimiento personal.

 
  La melancolía cubana  
 

Antes del viaje tenías una referencias musicales particulares ¿Cuáles eran?

La Trova es una música que se deja escuchar. La trova son canciones que, para mí, representan el blues de la música cubana. El son también pero la Trova tiene más de ese sentimiento. El son tiene la parte del montuno por lo que puedes bailarlo, tiene la trompeta... La Trova es una cosa muy sencilla: Una guitarra, la clave y la voz. A veces sin guitarra si alguien no viene a tocar.
Yo quería un blues, quería canciones con alguna reminiscencia al fado.

 
 

Y lograste encontrar en Cuba lo poco de melancólico que tiene su música.

Antes de irme yo fui a buscar la música de María Teresa Vera, de Los Compadres, luego el disco fue tomando esa forma. El sentimiento del viaje te da la posibilidad de encontrar la sangre del asunto ¿no?

 
  Acordeón  
Mi tío toca el acordeón.
Hace parte de la familia que es pied noir.
En todas las fiestas hay acordeón.

¿Y el acordeón?

El acordeón es un asunto familiar. Mi tío toca el acordeón. Hace parte de la familia que es pied noir. En todas las fiestas hay acordeón. Salí con esa idea, hacer son con acordeón, y por mera casualidad me encontré en el aeropuerto de París con un acordeonista francés, Jean Michel Dapsens, que también iba de viaje a Cuba. Lo vi con su maleta y le pregunté a dónde iba. Increíblemente iba también a Santiago. Estaba estudiando percusión cubana.
Más adelante, cuando ya empezamos a grabar algunas cosas, le dije al acordeonista que viniera a hacer la prueba.

 
 

¿Antes de ir tenías pensado grabar algo allá?

Sí. Me quedé dos años, pero en ese tiempo fui y vine preparando la producción.
La primera idea que tenía era grabar con Eliades Ochoa porque me gustaba mucho lo que hacía en esa época, cuando el grupo no usaba trompeta.
Efectivamente él participó en el disco La Banda.
Cuando supo que yo quería incluir acordeón, no le gustó nada la idea. Poco a poco accedió al asunto. Es que en la música cubana prácticamente no hay acordeón.

 
 

Tradiciones

 
Los músicos de Santiago dicen que el bolero nació en Santiago y que los mejores boleros de la trova y, en general los que se han compuesto, son de ahí.

¿Fue difícil ponerse de acuerdo con los músicos por la estética que proponías?

En Santiago los músicos son muy tradicionales: "Se toca de esta manera". "El cinquillo se toca así". Imagínate que en la Casa de la Trova el cinquillo es diferente que en Sancti Spíritus. En La Habana no se habla de esa tradición. Los músicos de Santiago dicen que el bolero nació en Santiago y que los mejores boleros de la trova y, en general los que se han compuesto, son de ahí. Es cierto que hay muchos, pero también en Camagüey, Sancti Spíritus y, en general, en toda la provincia de Oriente.

Tuve más dificultades en Santiago cuando grabé La Banda que en La Habana con Le sang des roses, a la hora de incorporar cosas que no estaban en la tradición y hacer mezclas entre géneros.

 
 

El Ruso

 
 

¿Cómo fue la percepción de los músicos tradicionales cuando cantabas en francés? ¿Sentían un interés particular o sólo hacían su trabajo?

Cuando canté Veinte años en francés, con La Banda de Santiago, todos se reían mucho.
El francés para ellos es como ruso. Me decían que yo cantaba en ruso. Pero cuando empecé a poner las letras, estuvieron muy interesados en saber qué decía. Por ejemplo en Malecón. En esa canción participó Eliades Ochoa. Cuando fuimos a grabar el disco en ese número, Eliades me preguntó qué decía la letra. Habla de los balseros, así que Eliades me dijo: "Si habla de balseros, yo no puedo tocarla". Le expliqué que era el drama de una madre que llora por la partida de un hijo. "Quiero que cambies esa letra" insistía. Hasta que fue a buscar a una persona de su confianza que hablaba algo de francés para saber si la letra no entraba en contradicción con su posición política. Estaba temeroso que mi posición ideológica entrase en contradicción con la suya.

En Le sang des roses, musicalmente hablando me fundí con los músicos. Así en el montuno, el coro va en español y yo lo seguía en francés. Fue un trabajo con la fuerza de los músicos. En el primer trabajo, La Banda, yo pensaba más; las canciones...; hubo más reflexión. Le sang des roses, simplemente, salió.

 
  La Banda  
En el disco La Banda yo pasé mucho tiempo en la onda de la Trova. Después aprendí a escuchar a Benny Moré.

En Pintor del son, canción incluida en el disco La banda, nombras lo que podría ser algunos de los músicos en los que basaste tu trabajo, sin embargo, también señalas a Benny Moré, que no está presente en tus composiciones.

Benny Moré para mí es una figura muy importante en la música cubana, pero va en otra onda. En el disco La Banda yo pasé mucho tiempo en la onda de la Trova. Después aprendí a escuchar a Benny Moré.
La canción Pintor del son, está basada en unos cuadros que hay en la Casa de la Trova. Son de un pintor que se ha dedicado a pintar trovadores. Así están Sindo Garay, Pepe Sánchez, Villalón, y también está Matamoros y Benny Moré. En esa canción los nombro a ellos porque aparecen pintados en los cuadros de este pintor. A él le canto.

El disco tiene un contenido muy melancólico y de amor que supongo viene de la canción francesa con esa carga emocional que tiene.

Casi todas los temas son originales tuyos, pero incluiste, además de Veinte años, de María Teresa Vera, La tarde, de Sindo Garay, y Lágrimas negras, de Miguel Matamoros.

No quería grabar Lágrimas negras, pero finalmente la incluí. Es como Son de La Loma, tiene ya demasiadas versiones. Finalmente me puse en la idea de hacerla con acordeón. Así logré ese toque extraño. Es complicado hacer una canción tan conocida. Y más si viene un extranjero a grabarla otra vez. Puede resultar un poco fastidioso.

El disco tiene un contenido muy melancólico y de amor que supongo viene de la canción francesa con esa carga emocional que tiene.

 
 

¿En qué momento te diste cuenta que la música cubana y tus otras influencias musicales eran compatibles?

Yo soy un cantante más de armonización. He hecho muchas cosas con teatro y circo. Teatro de la calle. Cosas onomatopéyicas. Soy melancólico. Cuando me encontré allá en Santiago, sentí que podía, de alguna manera, encontrarme con mi memoria, con Argelia, con algo pasado... Con las canciones me siento más dentro del fado.

 
 

Este trabajo es contemporáneo al de Buena Vista Social Club. ¿Cómo evalúas, desde tu perspectiva, ese fenómeno? ¿Sientes un poco que era eso, de alguna manera lo que tú hacías desde antes?

Conozco la historia de Ry Cooder porque conozco bien a Juan de Marcos y otra gente que participó en ese proyecto. Y lo único que pienso es que Ry tuvo mucha suerte. Desde el momento en que participaron todos esos músicos y esas figuras.
Pienso que su disco está muy fuerte. El repertorio... Compay ayuda mucho. No sé si Ry conocía esta música, pero los números están muy bien hechos, con el sabor, la manera de grabar... Es un disco muy enamorado. Es muy difícil hacer algo igual ahora. Se pasó una barrera que no se puede explicar. Yo respeto el trabajo de Ry sobre la música cubana.

 
 

Le sang des roses

 
La Banda es más inocente.
Lo hice con el corazón.
Sin pensar.
Yo no sabía nada.
Hicimos una fiesta de esto.

¿Cómo sientes la transición entre La Banda y Le sang des roses?

Mi último trabajo Le sang de roses no es una proposición más moderna. Cuando fui a grabar pensaba en un disco de boleros, pero fue un poco complicado. Me faltó tiempo. Este disco me dio más miedo que el primero.
La Banda es más inocente. Lo hice con el corazón. Sin pensar. Yo no sabía nada. Con mi dinero yo pagué los músicos. Hicimos una fiesta de esto. Fue un disco familiar.
Le sang de roses es profesional. Con más presión: Vino un productor, Andrés Levin, desde Venezuela especialmente para el disco. Vino Bruce Swedien, ingeniero de sonido que trabajó con Quincy Jones... Bueno, fue mucha presión y yo no me sentía listo: Aunque había estado en La Habana un año, quería darme mi tiempo para encontrar los músicos, conocer más. Yo tenía un disco en la cabeza, que era hacer una continuación entre la música más tradicional y el bolero. A mí me hace falta, me es necesario, un tiempo de reflexión y ese año no fue suficiente para viajar allá, encontrar los músicos, el color del disco, el sentimiento necesario entre todos...

 
 

En Le sang des roses te acompañas de músicos que probablemente no estaban dispuestos a un proceso de creación tan largo.

Es cierto y yo necesitaba mi tiempo. Por ejemplo, en La Habana aprendí, con Guillermo Rubalcaba, a escuchar charanga. En Santiago no había escuchado charanga. La flauta, las cuerdas, el clarinete. Pasé mucho tiempo en formación. Con el danzón Rosa de Francia trabajé en conjunto con Pancho Amat al mezclar algunas cosas. Después volvimos a trabajar en el disco de las hermanas Fáez. Trabajamos en la misma onda. Él viene de la música tradicional pero está buscando otras formas.

  Archivo de viaje  
La gente que trabajó conmigo allá, los músicos, se preguntaban mucho sobre este experimento, hasta que entendieron mi proposición.
No soy tradicional porque sí.

¿Cómo sientes el resultado de tu música?

Mi música es un archivo de viaje. De verdad que yo viví en Cuba con mi emoción y mi sentimiento sobre la música tradicional y todo eso lo mezclé sintiendo algo de miedo. La gente que trabajó conmigo allá, los músicos, se preguntaban mucho sobre este experimento, hasta que entendieron mi proposición. No soy tradicional porque sí. En la medida que iba conociendo más, menos deseos de mezclar me daban. Por lo que este último disco fue una interrogante muy fuerte para mí. ¿Hacer otra vez letras en francés? Sentí que tenía mucho trabajo por hacer. Las letras, las melodías, el color.
La mezcla de La Banda la hice de manera bastante espontánea. Le sang des roses no.

Hice un trabajo de viaje, pero de viaje por la memoria, el conocimiento y lo que se estableció en ese campo. A la vez, la relación que se establece entre un francés que va a grabar a Cuba música cubana y los músicos de allá, es un poco difícil. Cosa que también le sucedió a Ry. Conozco la sensación y sé que no es fácil. Ellos pueden pensar cualquier cosa de mí. No sé realmente qué pueda ser. No lo conozco en profundidad.

Con el trabajo de la Casa de la Trova, me siento con mi familia de verdad. Tenía mucha emoción cuando el grupo vino a París. Me sentía que estaba trayendo a mi familia de verdad, la que me da la posibilidad de viajar con ellos y hacer un trabajo con la música tradicional.

 
 

¿Hacia dónde ves y dónde crees que está el futuro de la música cubana?

Pienso que hay mezclas interesantes. Hay una mezcla sobre la tradición. Por ejemplo el caso de Roberto Carcassés. Él sabe que hay que recoger los géneros pasados. Él lo hace y lo incorpora a su música. Hay otros grupos que están haciendo cosas muy buenas. Con las transformaciones que llegarán, pueden cambiar muchas cosas más. Con el rap están haciendo cosas interesantes.
Pero la juventud no está demasiado interesada en la música tradicional.

 
 

¿Has buscado otras fuentes dentro de la música latina?

He ido a México y estoy pensando en algo por esa vía. Tenemos un proyecto. Me interesa también el tango. En el disco con las Fáez hay una pieza de tango. Pienso hacer algo con cosas de otros países de América Latina

Entrevista realizada en París en diciembre de 2000