Frank Emilio Flynn
Ancestral Reflections
Blue Note, 1999, 7243 4 98918 2 1
Grabado en La Habana en noviembre de 1998

El violín y el bajo, en el primer tema, Guerra de flautas, logran –metidos en una descarga, en la que se suceden el resto de los instrumentistas en solos inteligentes y adecuados– la aproximación jazzística que es el sello del disco. Con una base cubana y tradicional sin ninguna máscara, Frank Emilio se mete en un nicho que se nutre y a la vez alimenta esa mezcla que tantas cosas buenas ha dado: el matrimonio del jazz con la música cubana. Finaliza, después de 10 minutos, con solos de flauta, en su sabrosa guerra.
De ahí, Flynn pasa a un danzón, Rico melao, obviamente más melódico que la descarga inicial, que se transforma en un lento mambo que permite al flautista Joaquín Olivero Gavilán, hacer deliciosas figuras sobre los violines y el coro.
Con estos dos temas se define el disco. Sin embargo, un exquisito solo de güiro de casi un minuto en La mulata rumbera, el tercer tema, es lo que pone la firma final al trabajo de Flynn. Maravillosa aproximación del instrumento acanalado hecha por Enrique Lazaga Varona, que da paso, por si no se había gozado suficiente de la percusión de Changuito en los primeros dos temas, a otro maravilloso solo de timbal de este maestro. Tata Güines completa la labor percusiva, tocando tal como él lo sabe hacer y el melómano lo puede imaginar. En la pieza, Rumba elegante, hay nuevamente un solo de güiro del mismo Lazaga, pero esta vez, sin nigún acompañamiento. Y después de escucharlo no queda más que exclamar "así se toca el güiro, compadre". El disco también incluye la participación de Barbarito Torres que en la pieza tradicional El arroyo que murmura hace delicias en contrapunteo con el piano de Flynn. Destaca también el danzón de Cachao López, Juventud de Pueblo Nuevo, que crea un extraordinario ambiente.
Flynn nació en La Habana en 1921 y ha tocado en su larga carrera de escasa discografía con Antonio María Romeu, Ignacio Piñeiro y el Septeto Nacional. Según narra el mismo Flynn a Mauricio Vincent, de El País de Madrid, desde muy temprana edad se interesó por la música: "hasta los trece años, cuando perdí completamente la visión, sólo percibía bultos y colores, pero estiré el brazo y empecé a balbucear mis primeras vivencias musicales al piano, como el vals Three O'clock in The Morning, que eran las que yo oía en casa". "En la Habana", continúa Vincent, "apoyado por sus tíos (su madre había muerto y su padre norteamericano lo abandonó regresando a Estados Unidos) y sobre todo gracias a su propio talento, Frank Emilio se hizo músico. A los 13 años, vestido aún con pantalones cortos, debutó profesionalmente y meses después tenía su propia orquesta". A partir de los 17 comienza a estudiar académicamente y en los sesenta funda el Quinteto cubano de música moderna (que más adelante se conocería como Los Amigos) con Guillermo Barreto, donde también tocó Cachaíto López, Tata Güines y Gustavo Tamayo entre otros. A finales de la década de los ochenta la flautista canadiense Jane Bunnet, lo invita a participar con ella en su aproximación a la música cubana, colaboración que se materializa en un disco, Spirits of Havana de la flautista, editado en 1991, colaboración que repetirían en otro disco editado en 1996 y firmado por la Bunnet, Chamalongo. En 1994 graba con los Cuban All Stars de Tata Güines, el disco Pasaporte.
En el folleto informativo del disco se puede leer el inicio de un episodio importante en la vida de Flynn: "Jazz at Lincoln Center invitó a Frank Emilio y Los Amigos en enero de 1998. Entre los artistas invitados se incluía a dos cubanos residentes en Nueva York: el trompetista Alfredo Chocolate Armenteros y el percusionista y cantante Orlando Puntillita Ríos con su ensemble de tambores batá; y coronando todo esto, el reconocido trompetista Wynton Marsalis".
A raíz de este concierto, se reencontró con su familia norteamericana, gracias a la publicidad que tuvo el evento. Una prima se enteró de que Flynn era familiar y contactó con él. En un segundo concierto en el Lincoln Center, realizado en enero de este año debido al éxito del anterior, vino el reencuentro, que narra el propio Flynn a Mauricio Vincent: "Fue bonito. Mis cuatro primos y numerosos parientes fueron al concierto. Vinieron casi 50 familiares de diversas ciudades de Estados Unidos, algunos llevaban sin verse entre ellos 40 años".
Para darse una idea de la talla artística de este maestro conviene apoyarse en el párrafo con que Vincent termina su reportaje.
"Muchos músicos dentro y fuera de Cuba han aprendido a 'ver' la música cubana a través de Frank Emilio. Chucho Valdés o Paquito D'Rivera están en la interminable lista de los que le veneran. A él no le gusta hablar de política, pero dice que quisiera que su historia, con final feliz, pudiese servir de ejemplo a los políticos de Cuba y de Estados Unidos. Frank tiene una nueva familia y su música ha resurgido de la oscuridad, donde ha estado muchos años, y no debido a su ceguera, sino a la de otros".
El reportaje de Mauricio Vincent fue publicado en El País de Madrid, el día 5 de febrero de 2000.

Frank Emilio Flynn
Ancestral Reflections
Blue Note, 1999, 7243 4 98918 2 1
Grabado en La Habana en noviembre de 1998
Producido por René López y Chucho Valdés

Frank Emilio Flynn: piano
William Rubalcaba: bajo
Joaquín Olivero Gavilán: flauta de madera de 13 claves
Lázaro Jesús Ordóñez: violín
Pablo Mesa Suárez: violín
José Luis Changuito Quintana: timbales
Tata Güines: congas
Enrique Lazaga Varona: güiro, claves, tom-tom
Juan Crespo Masa: coro
Enrique Contreras Orama: coro
Orllando Maraca Valle: flauta
Barbarito Torres: laúd

Temas: Guerra de flautas; Rico melao; La mulata rumbera; La conga se va; Rumba elegante; Bilongo; El arroyo que murmura; Juventud de Pueblo Nuevo; Reflejos Ancestrales.